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Sinopsis
Sugar (2008) cuenta la historia de un jugador de béisbol dominicano que es reclutado para jugar en las ligas menores de Iowa. Tras enfrentarse a la soledad, el racismo y mucha presión, se marcha a Nueva York, donde hace trabajos esporádicos y se une a una liga dominicana de jugadores de béisbol rechazados.
La Era Post-Balaguer
Después de que Joaquín Balaguer cedió el poder en 1996, Leonel Fernández ganó la presidencia y llevó a su partido, el PLD, al poder por primera vez. Fernández nació en la República Dominicana, pero se trasladó a Washington Heights poco después de nacer. Tras graduarse del liceo, estudió derecho en la República Dominicana y formó su propio partido. Durante su primer mandato, Fernández estabilizó la inflación y mejoró la participación en foros hemisféricos como la Cumbre de las Américas. Sin embargo, el partido de Balaguer declaró que Fernández ofrecía pocos cambios y denunció a él y a su partido como “comesolos”, un insulto que sugiere que no tienen el espíritu de compartir del pueblo dominicano. En las elecciones de 2000, hubo 3 candidatos principales, entre ellos Joaquín Balaguer,quien perdió y finalmente abandonó la escena política, pero estas elecciones devolvieron el poder al partido revolucionario de Bosch con la llegada del presidente Hipólito Mejía. Desafortunadamente, su administración tuvo problemas con la inflación, la escasez de alimentos y los apagones, así que Fernández ganó rápidamente las siguientes elecciones de forma aplastante. Seguiría siendo presidente hasta 2012 y durante ese tiempo crearía el primer sistema de metro de Santo Domingo, estabilizaría la economía y normalizaría las relaciones con Cuba, sin dejar de ser aliado de los Estados Unidos.

La Historia del Béisbol Dominicano

Para entender el mundo de Sugar, es importante conocer los orígenes históricos del béisbol en la República Dominicana. Las ligas de béisbol amateur se hicieron muy populares en los años 30 y 40 tras ser introducidas por los inmigrantes cubanos. Como parte de sus proyectos de obras públicas, el general Trujillo construiría los primeros estadios de béisbol del país y popularizaría aún más este deporte como forma de fortalecer las relaciones entre su país y los Estados Unidos. A lo largo de los años, jugadores negros estadounidenses como Satchel Paige vendrían a la República Dominicana a jugar. El primer dominicano que llegó a la MLB fue Osvaldo Virgil en 1956.
Pasó una década en la liga en seis clubes diferentes, incluyendo los Detroit Tigers, donde fue el primer jugador negro. Sin embargo, se le ha pasado por alto desde que el segundo dominicano de la liga se convirtió en una estrella aún mayor: Juan Marichal.

Él y los hermanos Alou (también de origen dominicano) ganaron la Serie Mundial con los San Francisco Giants en 1962. Desgraciadamente, su reputación fue empañada por un incidente en 1965, cuando golpeó a Johnny Roseboro, un jugador de los LA Dodgers, tras pensar que él le iba a atacar. Fue acosado con cánticos racistas e incluso su manager comentó que “tenemos problemas, errores atroces, porque tenemos muchos jugadores hispanohablantes y negros en el equipo… No se puede hacer que la mayoría de los jugadores negros y españoles tengan el orgullo por su equipo que se obtiene de los jugadores blancos. Y simplemente no son tan agudos mentalmente”. Este estereotipo del dominicano torpe y violento ha perseguido a los jugadores incluso hoy en día, pero todavía están lejos de abandonar el deporte. Más de 800 dominicanos han jugado en la MLB, entre ellos Sammy Sosa y David Ortiz. Según la MLB, este deporte ha aportado casi 80 millones de dólares a la economía dominicana y ha creado 2.000 puestos de trabajo. Aunque hasta eldía de hoy no existen en el país instalaciones que lleven el nombre de Virgilio o Marachal.
Un Éxito Imposible

Cuando la mayoría de la gente piensa en jugadores de béisbol dominicanos, piensa en un éxito meteórico e instantáneo y en un increíble talento natural. Sugar muestra la otra cara de las cosas. Sigue a un jugador naturalmente dotado que no tiene lo suficiente para llegar a las Grandes Ligas. El sistema establecido para ayudar a estas deportistas sólo funciona si tienen un talento inimaginable. Si no, se los deja en el desierto sin las herramientas para sobrevivir. Por ejemplo, los dominicanos reciben clases de inglés, pero sólo de inglés relacionado con el béisbol. Cuando los jugadores van a un restaurante, no saben suficiente inglés ni siquiera para pedir comida. También se enfrentan al racismo de la zona rural de Iowa, algo a lo que no se habían enfrentado antes en sus barrios cerrados y homogéneos. Aunque otros negros americanos se enfrentan a esta discriminación, ellos tienen las herramientas para superarla. El único amigo negro-americano de Sugar, Brad, se ha graduado en Berkeley y tiene un plan claro para su futuro, en caso de que su carrera de béisbol no funcione. Sugar, en cambio, no terminó el liceo. Sólo se centró en el béisbol y sus mentores en los Estados Unidos y en la República Dominicana lo aprobaron.
La Felicidad en la Mediocridad

Tras un tiempo jugando en las ligas menores, Sugar sucumbe a la presión y empieza a tomar drogas para mejorar su rendimiento. Se aísla cada vez más hasta que finalmente se marcha a la ciudad de Nueva York. Entra en un espacio diferente de éxito. No se quedará en los Estados Unidos como una superestrella, pero tampoco regresará a su barrio para convertirse en uno de los muchos rechazados y olvidados. Se convierte en aprendiz de carpintero en Nueva York y se forja un nuevo camino. En lugar de enviar los millones de su sueldo de la MLB o de hacer trabajos esporádicos en el barrio para su madre, le envía a casa una mesa que él mismo ha fabricado. La escena final muestra a Sugar jugando un partido de béisbol con otros dominicanos que habían llegado inicialmente a los Estados Unidos a través de las ligas menores. Es extremadamente diferente de todas las otras escenas en las que juega un partido. En Iowa, están marcadas por un silencio asombroso. Por primera vez, lo vemos divertirse de verdad. La escena está llena de gritos y sonrisas, una diferencia notable. Puede que no se haya convertido en una estrella, pero no se siente como un perdedor. Es feliz en su posición en la vida.
One response to “Sugar: El Hombre Universal del Béisbol Dominicano”
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