El Chacal de Nahueltoro y el Veredicto de Culpabilidad Chileno

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Sinopsis

El Chacal De Nahueltoro (1969) es un docudrama que toma su inspiración de un caso de asesinato verdadero que encendió un gran debate sobre la pena de muerte en Chile en 1960. La película sigue a José, un campesino analfabeto, quién borracho mata a una mujer y a sus cinco hijos y posteriormente es capturado y ejecutado.

En 1960, Chile fue sacudido por la historia de un espantoso homicidio. Las noticias de todo el país detallaron cómo este desconocido vagabundo mató a seis personas a sangre fría. Fue una historia totalmente chilena. Jorge “José” del Carmen Valenzuela estaba marcado por la historia y las instituciones del país. Era un síntoma de los grandes problemas sociales propios de Chile. Por ello, representaba la oportunidad perfecta para que el director Miguel Littín se diferenciara y creará un cine que no naciera de las tradiciones narrativas estadounidenses y europeas. Contaría una historia chilena con su propia estructura chilena, mezclando elementos documentales con entrevistas reales y la voz en off de José, así como recreaciones dramáticas. Littín veía la industria cinematográfica estadounidense con desprecio y, como izquierdista declarado, veía muchas de las instituciones y gobiernos chilenos de la misma manera. 

Miguel Littín

Más tarde, Littín se convirtió en un partidario ardiente de Salvador Allende e incluso fue denunciado por su vecino poco después de que Pinochet subiera al poder. Un hombre que siempre vio el cine como una herramienta política, fue detenido en la oficina de Chile Films. Fue liberado temporalmente, pero no pudo regresar a su país y tuvo que esconderse en una serie de refugios durante un mes, hasta que se vio obligado a exiliarse e incluirse en una lista de ciudadanos chilenos a los que se les prohibió la entrada al país permanentemente. Siguió trabajando en toda América Latina e incluso dirigió la película de los Sandinistas que fue nominada al Oscar, Alsino y el Cóndor

Estas credenciales izquierdistas se cimentaron durante su periodo de exilio, pero ya eran reconocidas cuando realizó El Chacal De Nahueltoro. Utilizando una estructura y una perspectiva única, Littín no hace una película noir común y corriente sobre un asesino solitario, sino una tragedia sobre los fallos de la sociedad. Lo establece desde el principio. La violencia que vemos no viene de la mano de José, sino de una multitud de periodistas, policías y civiles que maltratan, abusan y gritan a este hombre que está visiblemente asustado. Ellos son los agresores, no él. Littín establece que durante gran parte de la vida de este hombre, fue una víctima. Primero, un flashback a su infancia detalla cómo fue forzado a dejar su casa a la edad de 8 años y fue enviado a una institución religiosa que pretendía enseñarle sobre la benevolencia de Jesucristo y, en cambio, le enseñó sobre la crueldad del trabajo forzado.

El Chacal De Nahueltoro

Va de trabajo en trabajo, roba y deambula por el país, tratando de conectar con los demás, pero acaba aislándose aún más. Cuando decide volver a casa con su madre, descubre que tiene un nuevo hermanastro y una hermanastra y que ya no es bienvenido. En una de las secuencias más conmovedoras de la película, José tropieza borracho sobre una vía de tren el medio de la noche, evidentemente bebiendo hasta morir. Mientras tanto, en el fondo se oye música. Littín corta a una fiesta con clientes de clase media. Su aislamiento no es personal, sino indicativo de una lucha de clases más amplia.

Una vez que vemos a José perpetrar su crimen despiadado, ya hemos acumulado una cantidad considerable de simpatía por él y de culpa por las instituciones que lo ignoraron. Esta cronología es importante para que el público lo entienda ante un crimen que parece tener tan poca motivación ya que cada muerte tiene menos sentido que la anterior. De hecho, a pesar de toda la simpatía que permite Littín, también ofrece poca seguridad o explicación cuando se trata de los asesinatos. Las inconsistencias de la confesión de José no se investigan ni se ocultan. No sabemos por qué José afirma que mató a uno de los niños con un palo a pesar de que hay pruebas claras de estrangulamiento. Tampoco sabemos por qué empezó su matanza y qué podría haberle dicho la madre, Rosa, para desencadenarla. Es un protagonista cada vez más desconcertante. Cuando despierta de su aturdimiento asesino, acaricia cariñosamente a los niños que ha matado, pareciendo expresar remordimiento, pero al oír el llanto del bebé, le aplasta la cabeza con el pie. 

El Chacal De Nahueltoro

La única respuesta que Littín puede dar al porqué es que la propia sociedad chilena tiene opiniones muy opuestas sobre la muerte, la violencia y la moralidad. De hecho, es difícil decir quién fue más violento con Rosa: José o el Estado. Antes de conocer a José, la vida de Rosa ya estaba marcada por la violencia. Su marido fue apuñalado hasta la muerte, dejando que sus hijos crecieran rápidamente. Como su marido ya no puede trabajar, es desalojada violentamente por policías que la sujetan mientras le tiran sus cosas. Los crímenes del Estado contra ella no terminan. Cuando atrapan a José, le obligan a devolverles el dinero que le robó a Rosa, lo que les convierte a ellos también en ladrones. Las acciones del Estado son las mismas, pero reciben nombres diferentes. José puede ser un asesino despiadado, pero al hombre encargado de matarlo se le denomina simplemente como un capitán veterano con mucha práctica y experiencia en ejecuciones. Incluso cuando intentan rehabilitar a José, le ofrecen una imagen confusa de la muerte. En su primera clase verdadera, enfatizan la muerte heroica de Arturo Prat, un oficial naval muerto durante la Guerra del Pacífico. Repiten que la muerte le dio gloria, pero ¿qué le dio a Rosa? No hay ninguna explicación bonita para ella.

Estas ideologías pervertidas son directamente responsables del asesinato de Rosa. Littín incluso utiliza un plano de punto de vista para los asesinatos, así como algunas de las escenas de la multitud durante el camino de José a la cárcel, haciendo que el público sea culpable. No sólo participamos en el crimen, sino también en la mentalidad animalista de la muchedumbre. Sólo cuando José abandona la sociedad y entra en prisión se libera de sus grilletes metafóricos. Finalmente va a la escuela y disfruta de la comunidad con el equipo de fútbol de la prisión. Incluso el cura de la prisión considera que está arrepentido y reformado. Sin embargo, no sirve de nada. José sigue condenado a la pena de muerte. Pedirle algo diferente al gobierno chileno es ridículo. Cuando José se pregunta en voz alta si hay alguna posibilidad de que lo indulten, Littín hace un corte a los militares preparándose con prácticas de tiro. Por supuesto que no.

El Chacal De Nahueltoro

Incluso con un afeitado y un corte de pelo limpio, su último camino hacia la ejecución se ve igual al camino a la cárcel. Sigue habiendo una multitud furiosa a su alrededor y, aunque ahora gritan a los guardias y no a él, el efecto es lo mismo. A José se le obliga a llevar una venda en los ojos para su ejecución, aunque no quiere hacerlo porque traumatizaría a los que le disparan. José tiene que vivir y morir con la culpa de su asesinato, pero estos militares no deberían tener que hacerlo. José muere como vive: solo. Mientras la multitud envuelve a los militares, José es transportado silenciosamente en una caja. Fuera de la vista y de la mente, la sociedad puede fingir que nunca existió y no tendrá que enfrentarse a su propia conciencia culpable.

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