Rio, 40 Graus: Arrancando con el Cinema Novo de Brasil

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Sinopsis

Rio, 40 Graus (1955) presenta un día en la vida de cinco jóvenes vendedores de cacahuetes (maníes) de las favelas de Río de Janeiro mientras viajan a las zonas más prestigiosas y turísticas de la ciudad. Junto con sus historias, la película presenta historias paralelas sobre soldados, boxeadores, políticos y otros personajes de la ciudad.

Cuando Nelson Pereira dos Santos realizó Río, 40 Graus, Brasil estaba pasando por una transición desorientadora y violenta tanto en la esfera política como en el mundo del cine. La ideología y las técnicas que definirían el futuro estaban disponibles y muchos se preguntaban qué camino debían tomar. Para empezar, la industria cinematográfica brasileña vivió una pérdida profunda pero necesaria cuando fracasó el Estudio Vera Cruz. Fue fundado en 1949 por ricos industriales de Sao Paulo con la intención de transformar la industria cinematográfica brasileña en un nuevo Hollywood. Inmediatamente contrataron como primer director a Alberto Cavalcanti, director de la famosa película de vanguardia Rien que les Heures. Desgraciadamente, pronto lo echaron porque su visión artística, así como su homosexualidad, eran una afrenta para los inversores. En 1954, Vera Cruz se declaró en bancarrota por ser un fracaso artístico y comercial. 

O Cangaceiro

Una de las películas más infames de Vera Cruz, O Cangaceiro, demuestra por qué terminó igual que empezó. La película cuenta la historia de una banda de cangaceiros, campesinos armados del noreste de Brasil que entre los años 1880 y 1930 constituyeron un movimiento de resistencia contra los grandes terratenientes y sus aliados gubernamentales. Por ello, han sido increíblemente fundamentales en la identidad moderna de Brasil. Sin embargo, como Vera Cruz estaba tan decidida en adoptar el estilo de Hollywood, la película acabó transformando la lucha de los cangaceiros en un mito en la tradición de un western, dividiendo a los personajes en bandidos buenos y malos filmados en las llanuras verdes de Sao Paulo en lugar de las tierras áridas del norte. En otras palabras, fue inauténtica y dolorosamente poco brasileña.

Getulio Vargas

Mientras tanto, la política brasileña estaba en plena crisis. Durante casi 20 años, Getulio Vargas fue el presidente de Brasil y, en 1954, su mandato había llegado a un final violento. Vargas nació en una prominente familia política. A lo largo de la década de 1920 formó parte del gabinete y se presentó sin éxito a las elecciones. Aunque pareció aceptar la derrota en 1930, Vargas lideró una revolución ese mismo año. Durante los siguientes 15 años, Vargas asumió en gran medida poderes dictatoriales, gobernando la mayor parte de ese tiempo sin congreso. En 1937, dirigió un golpe de estado que acabó con el gobierno constitucional e instauró el autoritario Estado Novo. Sin embargo, en 1945 fue derrocado, pero ese mismo año fue elegido senador, hasta que finalmente pudo volver a asumir el cargo en 1951.

Vargas adoptó políticas económicas nacionalistas, creando la empresa petrolera estatal Petrobras, pero de nuevo su reinado se vio envuelto en acusaciones de corrupción bastante graves. Tras un intento de asesinato de su rival político, Carlos Lacerda, muchos dedos le señalaron. En 1954, la presión era demasiado fuerte y Vargas se suicidó, aunque aseguró que el intento de asesinato no tuvo nada que ver.

Todo esto contribuyó a preparar el terreno para el Cinema Novo, el primero de varios nuevos cines nacionales que se fusionarán en el Nuevo Cine Latinoamericano. Muchos cineastas estaban tristes por el estancamiento de la industria cinematográfica y del mundo político. Nelson Pereira dos Santos, un joven cineasta izquierdista trabajando con un presupuesto muy reducido, dirigió por primera vez la atención hacía la empobrecida población negra. Al hacerlo, la película ha molestado a algunas personas. El jefe de la policía de Río, Geraldo de Menezes Cortés, impidió su estreno en la capital federal por causa de los vínculos de Santos con el partido comunista. También afirmó que la película podía fomentar la desunión y presentaba una visión de Brasil tan distorsionada que incluso el título era una falsedad. Según Cortés, la temperatura en Río nunca alcanzó los 40º.

Pero, ¿por qué la policía creería que esta película podría dividir al país? En muchos aspectos, la película se centra más que nada en la unidad de clase. El plano inicial de la película sobrevuela Río de Janeiro y luego se desliza hacia el norte, revelando que las Favelas serán las protagonistas de la película. Allí, cinco jóvenes negros pobres unirán a todos los personajes de la película a través de sus viajes individuales por la ciudad. Todo tipo de personas, ricas o pobres, viejas o jóvenes, negras o blancas, están unidas gracias a estos chicos. Los chicos encuentran la unidad en los lugares más raros. Cuando un chico se encuentra en un partido de fútbol crítico en el Maracaná, el director se centra en las tensiones entre la estrella emergente de un equipo y el veterano al que sustituye. 

Rio, 40 Graus

Los dos luchan contra los papeles que ahora se ven obligados a ocupar y su equipo sufre por ello hasta que el veterano da permiso a su joven compañero para sustituirlo. Le hace saber que no hay mala sangre y que tal vez un día no sean simplemente productos para los ricos propietarios del equipo, sino hombres. En lugar de pelear entre ellos, son capaces de ver al verdadero enemigo. Lo mismo ocurre con los hombres que los chicos conocen en la favela. Cuando un calentón conocido se entera de que su novia le ha dejado por otro hombre, el vecindario espera un baño de sangre. En cambio, el hombre reconoce al nuevo novio como un compañero en una huelga anterior de una fábrica. Después de haber luchado junto a él, no ve la necesidad de pelearse con él. Al final, cualquier conflicto entre las clases trabajadoras parece estar resuelto. La película termina con toda la favela cantando y bailando una canción de samba sobre, entre otras cosas, la esclavitud, mientras la cámara vuelve al centro de la ciudad, conectando de nuevo las afueras con el centro. Los personajes se enfrentan a su pasado inquietante y a su presente con un optimismo desafiante.

La desunión en la película proviene de las figuras con autoridad monetaria o estatal. El soldado que permanece demasiado cobarde para casarse con su novia norteña, los guardias del zoo que rechazan a uno de los jóvenes vendedores de cacahuetes y los policías que se ponen del lado de los ricos crean la mayoría de los conflictos en la película. Dos Santos muestra cómo un grupo de jóvenes brasileños burgueses acomodados pueden actuar de forma amistosa entre ellos, pero fácilmente embrollarán a estos jóvenes vendedores. Estos poderosos son los verdaderos enemigos. Los dueños de los equipos obligan a los jugadores mal equipados o lesionados a seguir adelante como si fueran animales, los políticos ricos presumen de emplear a cientos de personas pero no ayudan a un joven vendedor en la calle, y los turistas extranjeros se niegan a ver el país como algo más que una tierra hermosa y primitiva. La lista es interminable.

Rio, 40 Graus

Estas personas tratan de provocar la discordia entre la población y obligan a los pobres a explotarse a sí mismos. Tanto los jugadores que luchan contra su propio cuerpo para enfrentarse a un público sanguinario, como el jóven Jorge, quien se ve obligado a contar a extraños sus dificultades para cuidar a su madre enferma para conseguir dinero, todos son utilizados por el Estado, los ricos y los extranjeros. Sin embargo, en general, esta película pinta una imagen mixta de Brasil. No es sólo una tierra de opresión. Hay una gran cantidad de alegría en su miseria y viceversa. En una de las últimas escenas en el centro de la ciudad de Brasil, Jorge se mete en una pelea fuera del estadio. El momento en que tropieza en la calle y es atropellado por un tranvía es el mismo instante en que oímos el grito del público. El joven delantero ha marcado un gol. La gloria y la desesperación de Brasil conviven en el mismo mundo y en el mismo aliento.

Al final, fue Nelson Pereira dos Santos quien ganó la batalla contra el gobierno brasileño. Varios artistas y directores de cine brasileños expresaron su solidaridad con la película. Entre ellos se encontraban directores conocidos de cine brasileños: Abílio Pereira de Almeida, Alberto Pieralisse [Pieralisi], Rodolfo Nanni, Tito Batini y Cavalheiro Lima; los actores aclamados Carlos Cotrim, Liana Duval, Paulo Bueno y Lola Brah; los mejores directores de fotografía, Rui Santos y el francés James Dezhelain. Los altibajos del país llegaron a vivir en el celuloide y a crear un movimiento cinematográfico que llegaría mucho más allá de las salas o las calles de Río de Janeiro.

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