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Sinopsis
La Llorona (2019) cuenta la historia de Enrique Monteverde (basado en Efraín Ríos Montt) quien acaba de ser absuelto de genocidio por sus acciones como jefe de Estado de 1982 a 1983. Las protestas afuera de su casa provocan que él y su familia no puedan salir y una nueva criada con un pasado sombrío comienza a hacerles enfrentar su propio pasado y asumir la responsabilidad de sus acciones.
El Largo Camino a la Paz en Guatemala

En 1985, Vinicio Cerezo Arévalo fue elegido primer presidente civil. En 1987, firmó el Plan de Paz de Arias, un plan elaborado por el presidente de Costa Rica, quien en ese momento luchaba contra Estados Unidos. Quería que la intervención estadounidense y las guerras civiles terminaran. Pero justo cuando las cosas parecían más prometedoras, la firma del plan de paz provocó que el ejército respondiera con nuevas masacres y el anuncio de una gran ofensiva aunque la URNG, el grupo guerrillero, ya no era una amenaza. Cerezo resistió dos intentos de golpe de Estado, pero la aplicación del plan de paz tendría que esperar. El siguiente presidente civil, Jorge Serrano, era conservador, pero las conversaciones de paz se retrasaron por los intentos de derrocar el gobierno constitucional (uno de ellos por el propio Serrano).
Finalmente, Ramiro De León Carpio asumió la presidencia y permitió que la ONU mediara en un acuerdo. Redujeron el ejército y desarmaron al UNRG y, en 1996, se acordaron los Acuerdos de Paz. Aunque la democracia seguía estando lejos de su alcance. Hoy en día, si los guatemaltecos quieren votar, muchos ciudadanos rurales mayas tienen que viajar un día entero para llegar a un colegio electoral.

En las elecciones de 1999, Alfonso Portillo, asesino confeso y miembro del partido del general Ríos Montt, asumió la presidencia, mientras que el general Ríos Montt tomó control de la asamblea legislativa. Portillo terminaría su mandato en medio de un escándalo y huiría del país para evitar ser arrestado por narcotráfico. En las siguientes elecciones, Ríos Montt hizo campaña por la presidencia a pesar de no ser elegible, ya que había tomado el poder a través de un golpe de estado. Pero cuando sus partidarios se amotinaron en la Ciudad de Guatemala en un día que sería conocido como el “Jueves Negro”, los tribunales cambiaron de opinión. Afortunadamente, el 80% de los votantes eligió a Oscar Berger en su lugar y Ríos Montt fue puesto bajo arresto domiciliario temporal. Lamentablemente, la justicia evadiría a Ríos Montt a largo plazo. En 2012, el fiscal general de Guatemala lo acusó formalmente de genocidio y crímenes contra la humanidad y fue condenado al año siguiente. Eso fue hasta que un tribunal superior lo anuló 10 días después. Aquellos que denuncian los abusos contra los derechos humanos tienen muchas más probabilidades de enfrentarse a un final cruel. El caso más notorio es el asesinato en 1998 del obispo Juan Gerardi Conedera, quien fue apaleado hasta la muerte en su casa tras anunciar los resultados de su informe que implicaba a los militares en el 80% de las muertes y desapariciones de 200.000 guatemaltecos.

Sin embargo, sigue habiendo una luz al final del túnel. Los mayas, especialmente las mujeres mayas, se han convertido en voces mucho más fuertes en la sociedad guatemalteca. Durante la guerra civil, muchos mayas guatemaltecos eran ubicados en campos de refugiados por toda la región. Antes alejados, se relacionaron con los mayas de toda la región y nació el Movimiento Pan Maya, en el que algunos mayas guatemaltecos ayudaron a los mayas mexicanos a reconstruir la antigua ciudad de Edzná, en ruinas. Muchos de los que sobrevivieron a los acontecimientos se radicalizaron, como Rigoberta Menchú, que más tarde ganó el Premio Nobel de la Paz. Se unió al Comité de Unidad Campesina en 1979 y se unió a un grupo guerrillero antes de huir a México. Es más famosa por su autobiografía Yo, Rigoberta Menchú sobre las atrocidades que ella y otras personas vivieron. Aunque el gobierno se ha quedado atrás, mujeres como Menchú parecen arrastrar al país hacia el futuro.
Volver a Contar el Mito
La Llorona es una visión extremadamente única de este mito ancestral, especialmente si se considera que se estrenó el mismo año que la convencional y de segunda categoría, La Maldición de la Llorona. Esta última, que forma parte de la serie de terror estadounidense Conjuring, presenta a la Llorona de la misma manera que siempre se la ha visto. La historia original cuenta que La Llorona era una madre que, desesperada por la indiferencia de su marido hacia ella, ahogó a sus hijos. Inmediatamente se arrepiente de sus actos y se ahoga a sí misma. Se queda atrapada en el pasado buscando sin cesar a sus hijos y llevándose a otros por el camino. Aunque el mito se creó antes de la colonización, cada vez se confunde más con la traidora definitiva Malinche, una mujer nahua que sirvió de traductora a Hernán Cortés y dio a luz a su hijo.

En esta película, la Llorona no es una traidora histórica ni una mujer atrapada en el pasado, es de los tiempos modernos y de los crímenes modernos. Jayro Bustamante, el director, invierte la perspectiva sexista con la que la vemos también. En esta versión, La Llorona sigue buscando llevar almas, pero por una buena razón. Alma (el alias de La Llorona) nunca mató a sus hijos, fue Enrique quien los mató como parte de su tiranía genocida. También es extremadamente justa. No quiere matar a toda su familia, sólo a él. Los inocentes que le rodean deberían aprender de la situación y enfrentarse finalmente a la verdad. A través de esta película, La Llorona es finalmente tratada con respeto y comprensión. Ya no es una villana histérica. Es una buscadora de justicia.
Cómo se ve la Justicia

Uno de los cameos más sorprendentes y bienvenidos de la historia del cine tiene que ser el de Rigoberta Menchú en esta película. La amistad del director con la activista es muy evidente y su espíritu resuena en la película. Menchu ha dicho “No creo que la conciencia de los victimarios esté en paz… porque lo que pasó no es racional ni humano. Sé que todo ser humano tiene conciencia, incluso ellos”. La justicia para Menchu y Bustamante no consiste en matar a todas las élites poderosas, sino en enfrentarse a la verdad largamente ignorada. La primera mitad de la película apenas se centra en los problemas de la familia y muestra una de sus escenas más impactantes cuando una mujer maya da testimonio de lo que vivió. Es aún más impactante cuando se considera que el testimonio de la actriz fue el suyo propio. A partir de ese momento la película se establece como más interesada en la curación que en la violencia. No se trata de una venganza, sino de conseguir que la familia de Enrique vea la verdad. El final de la película también establece otra verdad sobre la justicia: es un proceso largo. A su muerte le sigue la de otro general. Bustamante establece que muchas más personas tendrán que convertirse al evangelio de la verdad antes de que Guatemala pueda sanar completamente.
One response to “La Llorona Vuelve a Atacar”
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